Autor Tema: Articulo Doping  (Leído 858 veces)

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Articulo Doping
« : Diciembre 17, 2014, 11:01:05 am »
Para nadie es un misterio, como se castiga el doping en la Hipica, los Jockeys o entrenadores que dopen caballos, les ponen multas de cifras astronomicas, sanciones muy fuertes, algunos hasta carcel

Es un delito, sacar ventaja es casi o igual que Robar, cosa que se debe castigar severamente.

Acá les dejo un articulo

CONCIENCIA señores, CONCIENCIA !!!!

EL DOPING EN EL EQUINO DEPORTIVO

Desde la más remota historia, el hombre ha tratado de emular a sus Dioses y para ello se ha valido de todos los elementos de la naturaleza para poder acercarse a esa utopía. La conquista y domesticación del caballo ha sido uno de sus logros, que le ha permitido trasladarse de un lugar a otro a una velocidad imposible para sus actitudes físicas. Como así también ha sido un medio que le ha permitido manifestar su poder en la guerra, el trabajo y en el deporte. Así como el hombre buscó en hierbas y sustancias aumentar su poder físico, también trasladó la necesi-dad de aumentar artificialmente el rendimiento de sus caballos. En la antigua Roma el hidromiel (mezcla de agua y miel), era utilizado como estimulante en las carreras de cuadrigas. Aunque no se sabe mucho sobre los éxitos obtenidos con este método, el castigo, la crucifixión, era en aquellos tiempos más drástico para los infractores de doping que lo es la legislación actual.

Etimológicamente, la palabra doping provendría del sustantivo holandés “doop” que significa mixtura, salsa, líquido espeso empleado como lubricante o excitante. La primera vez que aparece la palabra doping es en un dic-cionario inglés del año 1899. En este se define como una mezcla de opio y derivados de la morfina que se admi-nistraba a los caballos.

Las primeras formas de doping eran brutales y apuntaban a dejar fuera de competencia al contrincante, que en tratar de mejorar la performance del equino propio. Debido a ello los caballos eran aislados a fin de preservarlos de la acción de vándalos o de la acción de un peón “comprado” de ante mano. El agua de bebida era conservada en recipientes especiales con cierre hermético, llegando a colocar peces vivos dentro de los mismos a fin de ase-gurar la pureza del líquido.

En el siglo pasado, los hipiatras recomendaban el empleo de semillas de anís, de miel, de sandaraca y de di-versos excipientes como fuente inagotable de fuerza y potencia. Más tarde apareció la moda de administrar antes de la carrera algunas bebidas como café, té, champagne, whisky u otros licores. Todo ello fue aprendido de los contrabandistas que actuaban en la frontera francesa y belga. Estos antes de exigir a sus monturas las intensas carreras necesarias para escapar a las persecuciones a las que se veían sometidos o las largas etapas que cumplían para ocultar su fraude, les administraban un brebaje consistente en una infusión muy fuerte de café o de té muy alcoholizado. Cuando la organización de las apuestas en las carreras de caballos comenzó a perfeccionarse, se comenzó a experimentar con sustancias que tenían como misión “asegurar el ganador”.
Los entrenadores norteamericanos utilizaron por primera vez los alcaloides de origen vegetal en 1890. Estos fueron introducidos luego en Inglaterra en 1896 y luego se extendió a Rusia, Francia, Alemania y Austria en 1901. El profesor Baars define al doping como “la administración a los equinos por vía externa o interna, de drogas, extractos de plantas, productos químicos de cualquier naturaleza con el propósito de obtener una excitación fu-gaz o un abatimiento momentáneo que de acuerdo con las circunstancias, puede significar una ventaja o una desventaja para el animal dopado en relación con los demás concursantes presentados en condiciones norma-les”. De esta forma según la excitabilidad nerviosa del caballo aumente o disminuya, estaremos hablando de “do-ping positivo” o “doping negativo”.

Dado la falta de purificación de las drogas empleadas como así también el desconocimiento de las dosis a ad-ministrar por parte de los entrenadores, comenzaron a manifestarse aspectos negativos del dopaje, que no solo provocaban cambios en el estado general del animal, sino que llegaban a provocar la muerte de los animales antes o durante la competencia, causando en muchos casos la muerte de los jinetes al provocar accidentes en las pistas.
Los años posteriores a las dos grandes guerras mundiales trajo consigo la traspolación de drogas utilizadas con los soldados para mantener su estado de alerta permanente y evitar además la fatiga o en su defecto posponerla. Mientras más se ha buscado perfeccionar el uso de drogas para el dopaje de los equinos, también se instalado una lucha paralela en la prevención y el castigo a los infractores. Aunque esta última casi siempre va por detrás.
En el número anterior habíamos aportado datos históricos de la evolución del doping a través del tiempo y además habíamos mencionado dentro de la nota un “doping positivo” y un “doping negativo”. Quizás sea necesa-rio hacer una aclaración al respecto antes de seguir con el desarrollo del tema. Si traspolamos los términos del doping en el ser humano, el doping positivo es aquel en que se emplean todo tipo de medicación para favorecer un mayor rendimiento de la capacidad atlética del caballo, no importando más que un único resultado: ganar. En cambio el doping negativo no es otra cosa que “ir a menos”, pero como el caballo no sabe que debe perder, se recurre a distintos medios ya sea medicamentosos o de manejo (se le da de comer abundantemente o se le permite

Sitio Argentino de Producción Animal

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el acceso al consumo indiscriminado de agua previo a la competencia) a fin de reducir el potencial competitivo del equino, sin despertar sospechas que puedan inducir a que se está cometiendo un fraude contra los apostadores. He aquí un dato importante a tener en cuenta y que son las apuestas, que generan el espectáculo y lo sostienen: “sin apuestas no hay espectáculo posible”. Por otra parte el “jockey” debe extremar todos sus recursos dentro de la lógica para sacar el máximo potencial locomotivo del caballo que conduce. Su pasividad o poca disposición a que el mismo corra, predispone a creer que es cómplice del fraude. Para ello el jinete tiene permitido el uso de algu-nos elementos para incentivar a su cabalgadura y entre ellos podemos citar: el látigo, los espolines (no son las espuelas gauchescas) y su propia voz. Todos estos medios deben usarse dentro de los límites lógicos y evitando que lleguen a provocar mutilaciones en el equino. El uso indebido o exagerado de algunos de estos elementos, puede hacer pasible de sanciones al jockey por parte de las autoridades que fiscalizan el evento. En el otro extre-mo existen elementos cada vez más sofisticados, que se usan y no son permitidos, para provocar pequeñas descar-gas eléctricas que provocan el mismo efecto, aunque controlado, de una picana en miniatura, son los llamados “eléctricos”. Con el tiempo el caballo llega a asociar lugares o movimientos con las descargas a que fue sometidos y basta un solo roce sobre su pescuezo o un suave paso del látigo sobre su miembros posteriores para que el ani-mal intente correr más de lo que su aptitud física le permite

El uso de fármacos que se emplean sobre el animal, generalmente se hace en la mayoría de los casos a espaldas de los profesionales Médicos Veterinarios, siendo medicados por sus entrenadores y/o propietarios. El descono-cimiento de la acción farmacocinética de las drogas lleva en algunos casos a cometer errores por la acción sinérgi-ca o antagónica de los elementos empleados, pudiendo llegar a provocar el efecto contrario al buscado o en los casos más graves la muerte del animal. La medicación utilizada en forma empírica es en función al fin buscado y podríamos mencionar entre otros: estimulantes, tranquilizantes, analgésicos, anabolizantes, doping con sangre, administración de bicarbonato, etc.

No está de más decir que si no hay un trabajo de preparación para la competencia, que lleve consigo un cono-cimiento fisiológico de las necesidades nutritivas y de entrenamiento del animal, como así también, si no conta-mos con una carga genética que nos indique que estamos trabajando con el material apropiado, será muy difícil lograr que con una “ampolla” se llegue al éxito. La administración de una medicación extra el día de la carrera, que modifica todos los parámetros del animal, no es otra cosa que la falta de seguridad en el trabajo realizado. Lo que sucede es que en ambientes en los que no hay control de doping, casi todos corren con algo que los “ayude”, que les de “coraje”, desconociendo la mayoría de las veces que es lo que se está inyectando. Lógicamente uno gana y ese es el que se encarga de seguir alimentando la usina y el folklore de que es necesario dar algo el día de la carrera para “coragear”.-

M.V. Ángel Carlos Trioni*. Información Veterinaria, CMVPC, 158.
*Jefe de Servicio Veterinario Jockey Club Córdoba. Profesor Titular
Cátedra de Patología Médica, Facultad de Ciencias
Agropecuarias, Universidad Católica de Córdoba.
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